26 dic 2013

Joaquín Correa | Yo vi la cara de Lenin y estaba durísimo



"Yo vi la cara de Lenin y estaba durísimo"
Joaquín Correa 

Colección Siglo XXI  | Escritos Contemporaneos | #3 






Crónicas de viaje
Formato 18x12 | Reversible
 Interior: ahuesado 80 grs.
Tapas: Ilustración 350 grs. laminado
 Ilustraciones de tapa: 
lado A: Dimas Melfi 
 lado B: Juliana Adamow

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"La crónica está de moda, cualquiera se las da de cronista y sale a contar sobre la atención que recibió en la fiambrería de a la vuelta donde el dueño se corta el bigote en rulo como un presentador de circo. La crónica no es eso, qué mala onda decirlo así, pero lo siento, no es eso. Escribir una crónica, más que un acto de heroísmo ingenuo, es una forma de recuperar al autor. Ya se sabe, el autor murió, como dios, la historia y demás fusilamientos ordenados por el marketing intelectual. La crónica contemporánea ayudó a repensar el valor del que observa: la crónica, en definitiva, es aquel que observa. Tomar partido y decir, parado en el borde o en el medio, da lo mismo. Por supuesto, siempre están los que inflan el pecho para autoproclamarse maestros, recuperar al autor está relacionado peligrosamente con la sobrealimentación de algún ego: estoy contando algo increíble, paren el mundo y escúchenme. Blabladurías. Ninguna crónica es imprescindible, partamos de esa base, por lo general son textos bien escritos –estupendamente escritos– sobre cosas que no le interesan a nadie. Los cronistas son moda, una que vale la pena, pero una moda al fin, y a veces zambullirse en la moda requiere de un esfuerzo doble. Joaquín Correa tiene varios hallazgos en este libro (además del título) todos con la misma sustancia: escribe con la agudeza de un fotógrafo. Trabaja las descripciones con la intención de revolver las emociones del otro –de la persona narrada, del lector–, exhibe su timidez para confesar que las imágenes que no capturó eran el objetivo de lo que hubiese querido hacer pero no hizo. Más que decir, muestra diciendo; avanza tranquilo entre las palabras y cada tanto arremete con una estocada sutil que lo saca de la escena. Entonces queda él y sus defectos y sus críticas y los pantalones que no le tapan la raya y las provincias y los países que se retuercen en una mirada fotográfica que escribe para mostrar porque llegado el momento perfecto no puede evitar hacer silencio y dejarlo pasar.

Y la política, no puede haber crónica sin interlineados políticos, de refilón aunque sea, si se habla del tiempo hay que buscar los hechos y los personajes. Las manifestaciones con carteles en las calles de Mar del Plata, por ejemplo, revisar un libro en Estrasburgo y subrayar las ofensas, o la frialdad, la distancia sin horizonte: estar solo. Joaquín teje sus textos en busca de un abrazo y se propone justificar la amistad como un eslabón que ensambla la sociedad y el arte. Hacer pochoclos en una feria de verano en su propia ciudad y andar en monopatín por Alsacia son dos capítulos del mismo viaje. Y los vive con la misma intensidad. Esa es la mejor madera para un cronista. Las modas, a pesar de su naturaleza destructiva, no pueden contra el talento." 

Del prólogo de A. Marangoni


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7 dic 2013



libros




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22 oct 2013

Graciela Fernández & Ricardo Maliandi | Ensayos Ethonómicos | Colección Φ Filosofía





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Dos tópicos de nuestro tiempo, igualmente frecuentes y claramente contradictorios entre sí, son el de que “la ética está de moda” y el de que “la ética ya no existe”. Comparten un mismo carácter hiperbólico, ya que, aunque posiblemente se habla hoy de cuestiones éticas con mayor asiduidad que en otras épocas, ello no basta para considerar ese parloteo como una “moda” (y hay que tener en cuenta que muchas de las menciones son para negarla, de acuerdo con el segundo de los tópicos); y la pretendida no existencia suele aludir –de modo consciente o inconsciente--  a que  han cambiado las costumbres, que no forman parte de la ética propiamente dicha (si consideramos a ésta como “tematización del ethos[1]), sino en todo caso del ethos mismo, es decir, de la “moral”. Pero el cambio de las costumbres ha acontecido siempre, y no justifica que se lo equipare a una desaparición de lo que es su sustrato. Con este rodeo tratamos de expresar, en suma, que no creemos que la ética “esté de moda” ni que haya desaparecido. El ethos  forma parte de la naturaleza humana, y en verdad una de sus partes más complejas, de modo que siempre es posible dedicarle nuevas reflexiones y “tematizaciones”. Es lo que hacemos en el presente libro.
El título elegido inaugura el adjetivo “ethonómico”. Al menos, no sabemos que alguien lo haya usado antes. Lo hemos acuñado a partir de los vocablos griegos ethos (carácter; pero también costumbre) y nomos (ley, norma). Seguimos el mismo criterio con que se han elaborado términos como “economía”, “autonomía”, “agronomía”, etc., que desde hace  mucho tiempo están incorporados a nuestro idioma. Y es asimismo el criterio con el que surgieron más recientemente “etología” (o “ethología”) y “ecología”. Así parece lícito usar el  sustantivo “ethonomía” y el correspondiente adjetivo “ethonómico”, que designarían aspectos normativos del carácter y / o de las costumbres. Podríamos desde luego haber usado el clásico y antiquísimo término “ético”. Pero con ethonómico  pretendemos sugerir algo más específico y a la vez más modesto que “ético”. Aspectos como la ambigüedad de la conciencia moral, o la inserción de una antinomia moral en una letra de tango, o detalles del pensamiento ético kantiano –como su omisión de lo trascendental en la razón práctica, o nuestra duda entre justificar o rechazar su rigorismo--, o en fin, la presencia ineludible de la normatividad moral en la educación (el ethos en la paideia), pueden interrelacionarse precisamente en cuanto cuestiones ethonómicas. En un principio habíamos pensado usar otro neologismo: “ethoscopía”, “ethoscópico”. Pero en trabajos anteriores ya lo hemos referido a la metodología propia de la llamada “ética descriptiva”, un nivel de reflexión que no es el correspondiente a los presentes trabajos. Acaso la ethonomía resulte en definitiva un modo de no acceder a la opinión de que la ética “está de moda” ni a la de que ella “ya no existe”.

Los autores

Mar del Plata, octubre de 2013



[1] Cf. Maliandi, R., Ética: conceptos y problemas, Buenos Aires, Biblos, 4ª. ed., 2009, pp. 17 ss.


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16 oct 2013

En 35 mm





 


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29 jul 2013

Martín Zariello | La luna y la muralla china



"La luna y la muralla china"
Martín Zariello 

Colección Siglo XXI  | Escritos Contemporaneos | #2






Cuentos
Formato 18x12
136 páginas
Interior: ahuesado 80 grs.
Tapas: Ilustración 350 grs. laminado

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Con un dominio magistral de la elipsis y del tono susurrante, desnudo de absurdos arabescos de la retórica, el estilo de Martín Zariello tiene la virtud de concentrarse en lo esencial sin perder la capacidad de suscitar identificación y demostrar inteligencia al mismo tiempo. Los diez relatos que componen esta antología forman parte de una tradición subterránea–una tradición como escondida en las líneas generales de nuestros grandes escritores- que va, por citar algunos ejemplos, desde Bioy, Cortázar, hasta Mario Levrero, en donde cuestiones enormes como el amor –ni más ni menos- se desgranan de todo tinte dramático y son diseccionadas desde los actos más simples, más intrascendentes, que los integran, y así la carga terrible que poseen surge no de una espectacularidad fingida de fuegos artificiales, sino de los silencios, las frases ambiguas, los cigarrillos, la música, una conversación sobre la luna y la muralla china en una fiesta cualquiera, de esas “pálidas figuras (que) se acercan hasta mí”, como cita -porque Martín Zariello también incorpora algo novedoso; una incomparable naturalidad para mezclar, en un solo haz, las referencias de lo que suele llamarse la alta cultura, y la otra, la de nuestras cabezas de incipientes moradores del siglo XXl;- tácitamente a Charly García. Celebremos, con esta publicación ansiada por muchos, a un escritor que ha sabido inscribir la lengua de una joven generación en la lengua ancestral de la literatura.

Matías Nicolaci 


el autor | blog | ilcorvino
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